Lo malo de tener tanto tiempo libre es que hay ratos en los que me aburro un poco de hacer lo mismo, así que la única solución es maquinar algún divertimento. Ayer hacía frío y no tenía ganas de nada, me aburría y no sabía que hacer hasta que se me encendió la bombillita: tener mi propio alojamiento y dominio.
Así que me puse manos a la obra y antes que nada hice una prueba en un servicio gratuito. Me registré, subí con un gestor de FTP los archivos de wordpress y lo instalé.
Al principio me dio algunos errores, pero tras revisar las líneas de código que había tenido que modificar, encontré el fallo y ¡tachán! Todo funcionaba.
Ahora que sé que puedo hacerlo sola, contraté mi dominio y el hosting y en breve (lo que tarde el señor E en hacer nosequé con el servidor) nos mudaremos.
Aunque sea vitualmente, ¡me independizo!