He hecho algo que llevaba mucho tiempo queriendo.
Tenía la idea, las ganas y sólo me faltaba ese último empujón para llevarlo a cabo.
Lo hice.
Y no dolió.
No significa que en este momento haya dado un giro y por eso lo elegí para hacerlo. El cambio ya había llegado hacía tiempo y ha fraguado.
Ahora no sé dónde estoy.
Sé que vuelvo a disfrutar el minuto, planeando lo mínimo.
Nada más allá merece la pena.
Soy feliz.
Y creo que hago feliz.
Punto.
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